Estimados
amig@s y compañer@s de Romilio Tambutti:
Soy
Daniela Tambutti, la hija menor de Romilio. Antes que nada, perdón por
escribirles tarde, pero en nombre de mi familia (Martha, su esposa; Sebastián,
Marcia, Paulina y yo, sus hijos) queremos agradecerles mucho por la compañía y
muestras de afecto que nos brindaron en la despedida de mi papá. También
queremos agradecerles mucho a aquellos que no pudieron acompañarnos, pero que
nos llamaron por teléfono o escribieron un mail.
Ante
la imposibilidad de hablar personalmente con cada uno de ustedes, quiero
escribirles una carta sobre mi papá. Espero que no les tome mucho tiempo, pues
es larga…
No
he tenido el privilegio de conocerlos personalmente a todos ustedes, pero
espero poder conocerlos algún día y “robarme” un cachito de las experiencias
que vivieron al lado de mi padre. Me emociona cuando cuentan algo de la vida de
mi papá. Para mí son valiosos esos recuerdos porque voy conociendo más cosas de
él.
En
esta carta quiero transmitirles la paz y el gozo que mi familia y yo tenemos
acerca del fallecimiento de m papá. No deseo causarles ninguna tristeza. Por
supuesto que tenemos nuestros momentos de tristeza, lloramos, lo extrañamos…
pero abunda más la paz que la tristeza en nuestros corazones.
Mi
padre siempre, siempre amó a Chile. Nunca dejó de hablar de su patria, nunca
quiso nacionalizarse de México. Chile siempre estuvo presente en mi vida, no
sólo porque tuviera familiares allá, sino porque a mi padre le encantaba la
comida y la música folcklórica chilena (quedaba muy contento cuando había
porotos granados, cazuela de pollo, sopaipillas…). Le encantaba hablarme de la
geografía de Chile (sobre todo, la del sur), de sus años estudiantiles y como
académico (algo que sé muy poco y que me encantaría saber más, pero sé que me
las contaba con mucho entusiasmo)… ¡Le costaba mucho trabajo ver algún defecto
de su patria!
Cuatro
pasiones tuvo mi papá en su vida (él mismo lo dijo):
1. Pasión por la
lucha social. Siempre buscó cómo construir una sociedad más justa e
igualitaria, cómo defender la causa del pobre, del proletariado, del campesino…
Con respecto a esta pasión, creo que los años más efervescentes de la vida de
mi papá fueron sus años universitarios (como estudiante y como académico).
Recuerdo que se le notaba la emoción en su rostro cuando me contaba de su
participación en el Partido Socialista y en las campañas de Salvador de Allende
y sus años en el Pedagógico…
2. Pasión por la
Naturaleza. Se maravillaba de ver los paisajes… Le encantaba ver la cordillera
llena de nieve, pasear por el campo o el bosque, ver el mar, observar los
cielos… También tenía gran predilección por los animales y las aves… (Silbaba mucho a los pajaritos, aún en Villa
Olímpica)…
3. Pasión por la
música. De no haber sido académico, le habría encantado ser director de
orquesta…
4. Pasión por el
conocimiento. No sólo se interesó en Física-Matemáticas, sino también en otros
campos como sociología, educación, política, tecnología, música, etc.
Pero
en los últimos años y, sobre todo, en los últimos meses, mi padre añadió una
quinta pasión a su vida: la pasión por conocer a Dios. Él estaba maravillado de
Dios, de lo pequeño que somos para comprender Su grandeza, Majestad, sabiduría,
misericordia… y esta pasión opacó poco a poco a las demás pasiones de la vida
de mi papá. En los últimos meses, dejó de leer libros, casi no oía música, ya
no veía el noticiero y se enfocó más en conocer a Dios a través de la Biblia.
Para
muchos les parecerá extraño esto, pero es cierto. Mi padre recibió a Cristo a
su corazón hace 25 años, pero en los últimos años se acercó mucho a Él e
invirtió el tiempo que le quedaba en conocerlo y prepararse para estar ante la
presencia de Dios, pues presentía su final.
Por
supuesto que mi papá esta de acuerdo con Marx, de que “La religión es el opio
de los pueblos”, pero él no estaba practicando ninguna religión, sino
cultivando una relación personal, real y viva con Dios a través de Jesucristo.
El
3 de enero ya no se pudo levantar de la cama. Ya estaba débil desde hace unos
días, pero ese día no se pudo levantar, y murió al día siguiente, casi a las 7
de la mañana. Murió dormido, sin darse cuenta, rodeado del amor de su familia
(mi mamá, mis hermanos y yo), en su cama, en paz y sin temor a la muerte. Mi
familia y yo estamos muy agradecidos con Dios por la forma en cómo murió mi
papá y porque en Su misericordia, no permitió que se prolongara más sus
momentos más débiles y difíciles (sólo duró 24 horas) y porque en este instante
está con Dios!
En
sus últimas horas le preguntamos a mi papá si quería que se hiciera algo en su
despedida y él dijo que quería transmitir unas preguntas a sus amigos y
familiares -las escribimos mientras nos dictaba- para que lo reflexionaran.
Transcribo a continuación las preguntas de mi padre:
1.
“¿Qué
significa construir un nuevo hombre, una nueva sociedad?”
2.
“¿Qué
le falta al camino humano, que yo (mi papá) lo que visto con tanta claridad en
este último tiempo?”
3.
“¿Cómo
pueden las sociedades construir hombres superiores en lo humano… pero cuál en
la sabiduría?”
4.
“¿Qué
líder o teoría política ha ido a cambiar esos aspectos de los campesinos o de
su pueblo?”
“Si
alguno cree que esto es locura, esto también se planteó cuando aparecieron las
ideas del socialismo. Si lo primero –ser socialista auténtico- es muy difícil,
lo segundo es imposible. No es humano, pues viene de Dios.”
Mi
padre se convenció de que ningún líder humano, ni modelo o teoría
social-política podía y puede cambiar al hombre desde dentro. Ningún hombre o
teoría puede hacer sabio al hombre y quitarle el egocentrismo, codicia,
impaciencia, mentira, orgullo, etc. Sólo Dios a través de Jesucristo.
Por
eso, mi papá estaba impresionado con Dios. Mientras su cuerpo se iba
debilitándose más, su espíritu se iba fortaleciendo más en Dios.
“Jesús
le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie va al Padre, sino por
mí.” Juan 14:6.
En
este momento mi padre está en la eternidad con Dios. ¡Qué hermoso sería que
todos, absolutamente TODOS, tuviéramos esta misma esperanza! ¡Qué hermoso es no
temer a la muerte porque tenemos la certeza de que Dios nos ama y nunca nunca
nos abandonará! Dios dice que el día de tu muerte es en realidad el primer día
de tu vida.
“Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” Juan 3:16.
Muchas
gracias por su tiempo. ¡Muchas gracias por ser parte de la vida de mi padre!
Por favor reenvíen esta carta todos los conocidos de mi papá, pues sólo conozco
algunas direcciones de e-mail.
A
todos y cada uno les mando un abrazo fraternal.
Sinceramente,
Daniela Tambutti
Enero 2013
Lo narrado me toco muy hondo, pues es similar a lo ocurrido a mi padre, que fue dirigente sindical y también socialista, el muy ateo, durante toda su vida, por cierto respetuoso de todas las creencias,pero en los dos años de su enfermedad terminal, me pareció curioso que se acercara a Dios, y le rezara, y ademas portara un rosario, hasta el dia de su muerte a los ochenta años.
ResponderEliminarsaludos.
Hola soy el hijo de un amigo de tu padre (Juan Valenzuela) y te quiero agradecer la información narrandole mi papá se emocionó tanto
ResponderEliminarYo fui alumna del profe Tambutti en la Universidad de Chile Talca. Un gran ser humano. Cercano, sencillo,y sobre todo una gran personalidad.
ResponderEliminarLuis Romilio Tambutti Fue mi gran amigo y mentor, me ayudo a titularme como físico. Recuerdo sus palabras y su dicharachería. Recuerdo que un dia me explicó algunos detalles importantes de la física referentes a mi tesis de licenciatura y me cuestiono diciendome, haber chato explicame que entendiste de lo que te dije, traté de dar una explicación de lo que supuestamente entendí y de repente se agarró su blanca cabellera y lanzó una expresión que era muy propia de él (Chuuuuurratelas, ¿o sea que no entendiste nada de lo que te conté? me hizo reir mucho y reímos juntos. Por siempre lo recordaré y lo llevo conmigo siempre recordando sus buenos consejos. Fue el mejor de los profesores que conocí y tuve como amigo.
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