jueves, 14 de marzo de 2013

Cantando con la revolución mexicana


La Revolución Mexicana que se inicia en 1910 con el levantamiento armado contra la dictadura de Porfirio Díaz inaugura el ciclo de revoluciones que sacudirán el “corto” siglo XX. A ella seguirán las revoluciones rusa, turca, ... terminando el ciclo en los años 70 con la “revolución de los claveles” en Portugal, el desalojo de los yanquis de la Península de Indochina y la revolución sandinista.

ADELITA

“Adelita” como “Siete leguas” son canciones nacidas durante el fragor de la Revolución Mexicana, proceso que culmina con el Gobierno de Lázaro Cárdenas (1934), quien nacionaliza el petróleo y profundiza la reforma agraria, iniciada anteriormente. Esta parece ser la última expresión izquierdista del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que ya a partir de los años 40 deviene la organización de una nueva burguesía burocrática surgida del mismo proceso revolucionario.

En lo alto de una abrupta serranía
acampado se encontraba un regimiento
y una moza que valiente lo seguía
locamente enamorada de un sargento.

Popular entre la tropa era Adelita
la mujer que al sargento idolatraba
la que más de ser valiente era bonita
y hasta el mismo coronel la respetaba.

Y se oía
que decía
aquél que tanto
la quería:

Si Adelita se fuera con otro
la seguiría por tierra y por mar
si por mar en un buque de guerra
si por tierra en un tren militar.

Y si acaso yo muero en la guerra
y si mi cuerpo en la tierra va a quedar,
Adelita por Dios te lo ruego
que por mi no vayas a llorar.

Si Adelita quisiera ser mi esposa
si Adelita ya fuera mi mujer
le compraría un vestido de seda
para llevarla en un coche al cuartel.

Y se oía...

Adelita se llama la joven
a quien yo quiero y no puedo olvidar,
en el mundo yo tengo una rosa
que con el tiempo la voy a cortar.

Cuando toque el clarín de campaña
saldrá el soldado valiente a pelear
nunca olvides la dulce esperanza
de mis brazos volverte a estrechar.

Y se oía...

SIETE LEGUAS

Corrido
Graciela Olmos

Siete Leguas, el caballo
que Villa más estimaba,
cuando oía silbar los trenes
se paraba y relinchaba.
Siete Leguas, el caballo
que Villa más estimaba.

Oye tú, Francisco Villa,
que dice tu corazón,
¿Qué no te acuerdas, valiente,
cuando tomaste Torreón?
¿Qué no te acuerdas, valiente,
que atacaste a Paredón?

En la estación de Irapuato
cantaban los horizontes,
allí combatió formal
la brigada Bracamontes,
en la estación de Irapuato
cantaban los horizontes.

Como a las tres de la tarde
silbó la locomotora;
arriba, arriba, muchachos,
pongan la ametralladora.
Como a las tres de la tarde
silbó la locomotora.

Adiós, torres de Chihuahua,
adiós, torres de Cantena,
ya vino Francisco Villa
a quitarles la frontera,
ya vino Francisco Villa
a devolver la frontera.




JUAN SIN TIERRA
J. Saldaña.

Voy a cantar el corrido
de un hombre que fue a la guerra
que anduvo en la sierra herido
para conquistar su tierra

Lo conocí en la batalla
y entre tanta balacera
el que es revolucionario
puede morir donde quiera

El general nos decía
peleen con mucho valor,
le vamos a dar parcela
cuando haya repartición

Mi padre fue peón de hacienda
y yo un revolucionario,
mis hijos pusieron tienda
y mi nieto es funcionario

Grito Emiliano Zapata:
Quiero tierra y libertad,
y el gobierno se reía
cuando lo iban a enterrar.

Vuela, vuela palomita
párate en aquella higuera
que aquí se acaba el corrido
del mentado Juan sin tierra


NUESTRO MÉXICO
Interpretado por Inti Illimani

Nuestro México, febrero veintitrés
Dejó Carranza pasar americanos
Diez mil soldados, seiscientos aeroplanos
Buscando a Villa por todo el país

Los de a caballo no se podían sentar
y los a pie no podían caminar
entonces Villa los pasa en aeroplano
y desde arriba les dice good bye

Comenzaron a volar los aeroplanos
entonces Villa un gran plan les formó
se vistió de soldado americano
y a sus tropas también las transformó

Mas cuando los gringos las maderas
con muchas varas que Villa les pintó
se bajaron con todo y aeroplano
y Pancho Villa prisioneros los tomó

Todas las gentes en Chiguagua y Ciudad Juárez
muy asustada y asombrada se quedó
de ver tanto gringo y carranzista
que Pancho Villa en los postes les colgó

Que se creían los soldados de Texas
que combatir era un baile de carquiz
Con la cara llena de vergüenza
se regresaron todos a su país

Yo les encargo mis fieles compañeros
que se estén firmes al pie de su cañón
que disparen la última metralla
para defensa de nuestra nación

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