lunes, 4 de marzo de 2013

Homenaje a Raúl Hidalgo Guerrero (Norman)

 Ernesto  Benado

Fui amigo y compañero con Raúl Hidalgo durante 60 años.

En la década del 50, cuando nos conocimos estaba claro quién era revolucionario en Chile y quien no lo era. Había revolucionarios en el Partido Comunista, los había  en el Partido Socialista y  los había en el fuerte movimiento sindical, en la CTCH (más tarde CUT) y en los poderosos  gremios anarcosindicalistas que dominaban  a varias Federaciones de Trabajadores.

Con Raúl nos conocimos en un grupo disidente del PC que luchaba por mantener una línea revolucionaria y  establecer normas democráticas en el interior de ese partido.

Raúl era un estudiante de derecho, se convirtió en un experto en derecho administrativo y  más adelante en un gran abogado en Derecho minero. Tenía una mente privilegiada y pronto se trasladó  a vivir a su ciudad de origen, Iquique. Mantuvimos un estrecho contacto y  sintió  el atractivo de la Revolución China, que llegaba a Chile a través de sus publicaciones y la imagen de Mao y su librito rojo.

Raúl formó una pequeña empresa de pantalla, la llamó Reamela   (Acrónimo  de    RevoluciónAméricaLatina) y empezó a recibir y distribuir en toda la zona norte los materiales impresos de la China Popular.

En Iquique se asoció políticamente con la familia Condori (Victor y su esposa Violeta, quien tenía un puesto en el mercado), con Norberto Cañas, dirigente sindical  y con Soria, quien se perfilaba ya entonces como un líder regional.

Cuando llega la Revolución Cubana, colabora para  organizar una red de apoyo  al MIR peruano, encabezado por Luis de la Puente Uceda y colabora con numerosos compañeros ex comunistas y socialistas  para  facilitar  el regreso a Perú de los futuros guerrilleros que se preparaban para iniciar un “foco” en la selva peruana.

Cuando en 1970 se inicia la campaña de la Unidad Popular, todo el grupo  en Iquique se incorpora activamente  al PS y al iniciarse el gobierno  de Allende, Raúl trabaja en la Municipalidad de Iquique como abogado  y mantiene una oficina legal con Norberto Cañas. Desde Santiago en la CORFO  propusimos a este último como interventor de las pesqueras, labores que asumió con entusiasmo y dedicación .

Al  llegar el Golpe Militar, Tanto Raúl como Cañas fueron detenidos y llevados a Piragua. Cañas fue asesinado junto a varios otros miembros del Comité Regional del PS. Raúl se libró de la muerte pero lo relegaron durante varios años a la ciudad de Vicuña, con prohibición de pisar Iquique. En Vicuña empezó a ejercer como abogado y a atender gratuitamente a quien lo solicitara.

Durante el período de unos 5 años  desde el golpe hasta  que se estableció en Vicuña,  en el exilio  sus amigos pensábamos que estaba muerto y asesinado junto a los demás compañeros. Fue muy grande nuestra alegría cuando a través de un abogado amigo común supimos que había sobrevivido.
Lo contactamos y él ya se había trasladado a La Serena donde  montó su oficina y siguió yendo a Vicuña  una vez a la semana para atender gratuitamente a la gente.

A partir de ese momento  al iniciarse la década del 80 empezó a redactar una carta noticiosa sobre lo que pasaba en Chile durante la dictadura. Enviaba un resumen y comentarios por correo  a Inglaterra, desde donde lo distribuíamos por todo el mundo en copias fotocopiadas. No había todavía ni computadoras ni mail electrónicos. Era un trabajo manual  y él se ponía contento de saber que sus análisis se distribuían por tantos países.

Al volver la democracia nosotros pudimos retornar a Chile y fue misión prioritario reencontrarlo a él y a su esposa Isabel Giovanetti.  Juntos hicieron su primer viaje al extranjero para conocer Miami y Disney World.

No quiso volver a Iquique, tal vez temeroso de una nueva dictadura, ni restableció  su relación con el Alcalde Soria , quien se había hecho comunista. Se volvió a dedicar a su especialidad de los juicios mineros y jubiló como exonerado político con una modesta pensión.

Hace 8 años  tuvo un accidente  cerebral que le paralizó parte del cuerpo. Poco a poco dejó de ser autovalente y dependía  totalmente de Isabel su esposa. Fue ella  quien me llamó el Martes 20 para avisarme que Raúl había fallecido a las 8AM de un paro respiratorio.

Se nos fue uno más de los revolucionarios de corazón.

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